Musoan

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Descripción del proyecto

“La forma habitual de actuar es decir, qué tal si pruebo esto y qué tal si pruebo esto otro, pero el método de Fukuoka fue exactamente lo contrario. Él dijo, qué tal si dejamos de hacer esto y qué tal si dejamos de hacer esto otro.”

Musoan es el nombre que Masanobu Fukuoka dio a su cabaña -que se puede traducir como La cabaña del no pensar- y fue el lugar donde se desarrolló, probablemente, el cambio de paradigma más importante de la agricultura desde sus inicios. Allí practicó la Agricultura Natural, un método de actuación basado en el “no-hacer”, concepto oriental que puede entenderse como actuar en sintonía con la naturaleza.

Esto le llevo a eliminar la mayoría de las prácticas agrícolas habituales. Dejó de arar, de aplicar abono, de hacer compost, de aplicar pesticidas, dejó de inundar sus campos de arroz y plantó sus verduras bajo los frutales y árboles silvestres. Sin maquinaria, sin casi inversión ni gastos, consiguió unas producciones que igualaban a las explotaciones mecanizadas.

No es fácil entender qué sucede al entrar dentro de un bosque natural comestible.
Cada vez que he visitado alguna de las huertas-bosques elegidas para este proyecto, el mismo sentimiento de ignorancia me ha recorrido el cuerpo entero. Esas masas vegetales, densas y frondosas, no tienen nada que ver con la agricultura convencional, incluso con la orgánica-ecológica. La diversidad y las interconexiones son la clave en estos lugares. Hojas, ramas, troncos, tallos, frutos, flores, semillas, brotes, bulbos y raíces se entremezclan, viven conjuntamente.
Dar un primer paso en esas masas vegetales es sumergirse en una ignorancia visual.
Durante unos 10.000 años hemos crecido con la construcción cultural -y visual- de cómo la agricultura debe ser. Una idea muy pobre donde podemos ver apenas unas pocas variedades de verduras, ni una planta silvestre y suerte si podemos encontrar algún árbol en los márgenes de los campos.
Campos arados, campos áridos.
El conocimiento se ha ido reduciendo como se ha ido reduciendo la fertilidad de los campos convencionales y el número de plantas que crecen en ellos, y entrar en un bosque natural, comestible lo hace evidente.
Y cada vez que explico en qué consiste la Agricultura Natural, prácticamente nadie acepta que sea viable. En el mismo instante que se dice que no hay que arar o que no hay que eliminar las malas hierbas, automáticamente todos niegan con tal velocidad su ineficacia, defendiendo a capa y espada la necesidad de arado y otras técnicas, que me ha sorprendido ver cómo de encapsulada y hermética ha sido construida nuestra idea de agricultura y nuestra mirada sobre el territorio.

Esta vision antropocentrica con la que hemos crecido, trata de conquistar y mejorar la naturaleza. Desde una posición distante, analizamos, discriminamos, estructuramos, fragmentamos y diseñamos generando la paradoja de que cuanto más queremos dominar los ecosistemas más frágiles y vulnerables se vuelven.

A través de este modo de hacer agricultura y sus estrategias que han invertido los patrones de pensamiento habituales, permitiendo que sea la naturaleza la que estructure y dirija el conocimiento humano y no el ser humano quien estructure y dirija -lleno de expectativas- a la naturaleza, estas fotografías generan un espacio intrincado, donde la diversidad, lo caótico, lo frágil y lo imperfecto invitan a situarnos dentro para abolir esa distancia que nos separa tanto de la naturaleza como de la fotografía y desde donde desenredar, entender y sentir que esa construcción visual nos habla tanto de los procesos internos de la naturaleza como del propio medio fotográfico.